Solo Para Cinéfilos: The Day After Tomorrow

Por: Leo Machado

Roland Emmerich se ha sabido distinguir como Director de cine gracias a su escandaloso aporte en el género de películas de destrucción masiva, de las cuales Independence Day podría ser la más popular de todas. Tan efectiva fue su demostración al destruir la Casa Blanca en Washington, que fue empleado para destruirla una vez más en White House Down estelarizada por Channing Tatum y Jamie Foxx. Tampoco dejamos de lado a las ridículas pero entretenidas 2012, y Godzilla, -exageradas historias proyectadas con el simple objetivo de entretener y hacernos comer palomitas de maíz-
Además, Emmerich fue responsable de traer a la pantalla grande “la existencia del hombre en la era prehistórica” en 10,000 BC  – aunque también se ha involucrado en proyectos como Trade donde se aborda el tema de la trata de mujeres y The Patriot protagonizada por Mel Gibson en una cinta que nos transporta a la Revolución de las colonias norteamericanas que dependían del imperio y reino de Inglaterra.

Para alguien como yo, que suele asistir las salas de cine con frecuencia, o al menos ver la variedad del catálogo por servicios de streaming, las películas de Emmerich no podían o pueden faltar en mi agenda, aunque sea una vez “esa película” tiene que ser vista. Sin embargo, hay una en particular a la cual sorpresivamente regreso periódicamente por alguna razón que no puedo explicar. Es algo que aun no entiendo porque no dejo de odiar ver como la gran ciudad de Nueva York es inundada en su totalidad por una gigantesca mega-ola en pocos minutos. Pero asi es. The Day After Tomorrow es ya una de mis favoritas y la razón de esta reseña que celebra el quinceavo aniversario de su estreno al mismo tiempo que coincide con los desastrosos fenómenos climáticos vistos en los últimos años y más aún en este 2019 que lamentablemente nos permite ser testigos del terrible Polar Vortex. Y es que estos eventos parecieran haber sido sacados de una película de Emmerich si Emmerich fuese más serio, aunque esa falta de seriedad puede que venga con sus ventajas. En una entrevista para BBC Roland Emmerich sugiere que “Son los jóvenes los que ven películas. Los niños ahora tienen toda esta información, pero no son realmente políticos, y es muy difícil llegar a ellos con un documental o un artículo de un periódico. Por lo tanto, una película no es un mal foro para presentarles estos temas, incluso si van con sus amigos y solo discuten durante cinco minutos después, si es que fuese posible”

Uno de los momentos o secuencias importantes en The Day After Tomorrow, en lo que a información se refiere, se da precisamente en un foro internacional con enfoque en el clima, donde el personaje principal, el Profesor Hall – interpretado por Dennis Quaid- explica:

Encontramos evidencia de un cambio de clima catastrófico, que ocurrió hace 10.000 años. La concentración de estos gases de efecto invernadero naturales en los núcleos de hielo indica que el calentamiento incontrolado empujó a la tierra a una edad de hielo que duró 2 siglos”, a lo que uno de los delegados responde confundido “Pensé que estabas hablando de calentamiento global, no de una era de hielo”

Aquí es donde la explicación se vuelve interesante y es crucial para entender lo que está sucediendo en la narrativa de la película mientras el guión de la conversación continua…

Prof. Hall:  “Sí, es una paradoja, pero el calentamiento global puede desencadenar una tendencia de enfriamiento. Déjeme explicar. El hemisferio norte debe su clima a la corriente del Atlántico norte. El calor del sol llega al ecuador y es transportado hacia el norte por el océano. Pero el calentamiento global está derritiendo los casquetes polares e interrumpiendo este flujo. Eventualmente se cerrará. Y cuando eso ocurra…
¡se va nuestro clima cálido!”

Lo que sucede con nuestro clima en la actualidad, es basado en esa explicación según expertos y científicos, aun cuando seguimos escuchando a políticos con poder respondiendo con una retórica similar a la del Vice-presidente de Estados Unidos interpretado por Kenneth Welsh y que consecuentemente nos recuerda un poco a Dick Cheney: “Profesor Hall, nuestra economía es tan frágil como el medio ambiente.

Quizás deberías tener eso en cuenta antes de hacer afirmaciones sensacionalistas.”

En una entrevista para blackfilm.com Roland Emmerich compartecuando haces una película sobre el calentamiento global que causa una nueva era glacial que tiene lugar en Estados Unidos, tienes que retratar a un gobierno. Si quieres hacerlo real, tienes que retratar algo del gobierno político que existe en este momento”. Emmerich también explica en esa misma entrevista que él es simplemente “un cineasta, no un científico. Pero tenía un guionista muy listo e inteligente, que investigó mucho e intentó mantenerlo lo más preciso posible”. Pero lo más duro de aceptar de esa inteligencia o de esa investigación, es saber por experiencia propia que el ser humano está verdaderamente expuesto a un declive de esa índole y que en la actualidad ya se pueden ver ejemplos del desastre tanto en las redes sociales como en los canales de televisión…sin la necesidad de efectos especiales.

Al analizar y estudiar un poco los eventos de los últimos 15 años, uno no puede evitar tener una imagen mental de su propio cerebro explotando al darte cuenta de que Sí… los estragos del Huracán Katrina golpearon a la comunidad de Nueva Orleans apenas un año después de que la película fuese estrenada. Es como si la cinta hubiese sido concebida con el propósito de prepararnos para una serie de eventos que inexorablemente iban a suceder y de los cuales no podríamos escapar. Una cosa es ver una ola gigante arrasando un autobús tripulado por solo dos pasajeros que debido a las circunstancias, engreídamente acaban de pagar 200 dólares para poder esconderse de la lluvia. Divertidísimo – ¿no?
Pero otra cosa es la realidad… Las imágenes de gente verdaderamente pobre pidiendo auxilio desde el techo de sus casas inundadas.


Una de las impresionantes coincidencias que la cinta nos regala en comparación a la realidad es la imagen satelital térmica de 3 tormentas que se posesionan en el norte del planeta. Claro, a diferencia de lo ficticio, lo que pudimos ver en la realidad fue tres tormentas que consecutivamente se posesionaron en el mar caribe, afectando de manera inequívoca aún más, como si fuese poco, la pobreza de las islas en esa región.
Los huracanes Irma, Katia, y José desembocaron su ira en la Cuenca Atlántica en el 2017. Todos en el mes de Septiembre, Katia afectó el Golfo de México, Irma se instaló en el Caribe, y el ciclón tropical José azotó más al sur a las Bermudas y las Bahamas. Por si solo, José dejó pérdidas materiales de por lo menos 300 millones de dólares. Un mes antes, en Agosto, el huracán Harvey fue “considerado como el huracán más fuerte y con más daños materiales que ha tocado tierra en Texas.” Las imágenes de inundaciones catastróficas tanto en Texas como en Florida nos dejan boquiabierto. ¡¿De dónde salió tanta agua?!

En The Day After Tomorrow el desastre es definitivamente aun mayor de lo que hemos visto en la realidad. Sin embargo, se basa en la idea de que el hemisferio norte del planeta sufriría todas las consecuencias del calentamiento global. Y esto tiene una razón para los creadores de la cinta, los hacedores deberían de pagar factura por sus faltas. Inclusive, Emmerich dice de que ni Los Angeles ni Hollywood se escapan de la destrucción al ser arrasadas por tornados y que esas escenas son su “comentario” para la cuenca del cine. Irónicamente, los desastres que hemos visto en la vida real parecen ser destinados para los más indefensos, los más pobres, el maldecido tercer mundo latinoamericano. Inclusive, no hace mucho presenciamos las imágenes por internet de tornados invadiendo suelo cubano dejando a su paso destrucción y desolación.

A manera que pasa el tiempo, al menos dentro de lo que podemos testificar, las pruebas de la veracidad del cambio climático o calentamiento global se hacen cada vez más latentes y visibles. Es difícil dejar de pensar en la película de Roland Emmerich cuando uno ve –en este 2019- las noticias y redes sociales inundadas de fotos, videos y testimonios de un colapso que ahora sí, empieza a atacar al norte de Estados Unidos. Videos de gente tirando agua caliente al aire la cual “mágicamente” se convierte de manera inmediata en una especie de nieve refinada, esto, para darnos una idea visual del tipo de temperatura a la que se enfrentan.

Aquí ya estamos hablando del denominado Polar Vortex o Vórtice Polar que a esta altura, a finales de Enero del corriente, lleva al menos 20 muertos según informa The New York Times.
Este frío devastador se reporta con “registros árticos en Chicago, con un pronóstico de 13 grados Fahrenheit bajo cero (-25 grados centígrados) durante el día.” Trágico. Preocupante.
Se dice que el 75 por ciento de la población en territorio continental estaría sufriendo de temperaturas congelantes.  “Entre las víctimas fatales se cuentan una pareja joven que murió en un choque de automóviles en una zona rural de Indiana y tres más en Iowa, entre ellas un estudiante universitario de 18 años que fue encontrado caído a la intemperie en el campus de la Universidad de Iowa” reporta infobae.com en su página virtual. “Como sacado de una película apocalíptica” diríamos mientras reconocemos este caso extremo de la naturaleza que no se le desea a nadie, peor aun cuando según expertos, se pronostica que el vórtice polar tendrá un final abrupto con un rápido derretimiento que podría no tener precedentes.

La responsabilidad sigue en nuestras manos y mucho más aun en los políticos con acceso al poder. Imagino que los científicos especializados y gente del calibre de Al Gore o El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), ganadores del Premio Nobel de la paz del 2007 –por mencionar algunos- continuaran trabajando en esta aparentemente difícil meta. A propósito, recomendado ver An Inconvenient Truth (Una Verdad Incomoda) 1 y 2.

Y tal como dramatizado en “The Day After Tomorrow” por el momento, el debate continua.

Delegación: Disculpe, ¿cuándo cree que podría pasar esto, profesor? ¿Cuando?

Prof. Hall: No lo sé. Tal vez en 100 años, tal vez en 1,000. Pero lo que si se es que si no actuamos pronto, nuestros hijos y nietos tendrán que pagar el precio.

Vicepresidente: ¿Y quién pagará el precio del Acuerdo de Kyoto?

Le costaría a la economía mundial cientos de miles de millones de dólares.

Prof. Hall: Con el debido respeto, Señor Vicepresidente, el costo de no hacer nada podría ser incluso mayor. Nuestro clima es frágil. Al ritmo que estamos quemando combustibles fósiles y contaminando el medio ambiente, las capas de hielo desaparecerán pronto.

Vicepresidente: Profesor Hall, nuestra economía es tan frágil como el medio ambiente.

Quizás deberías tener eso en cuenta antes de hacer afirmaciones sensacionalistas.

Prof. Hall: El último trozo de hielo que se rompió fue del tamaño de Rhode Island.

Algunas personas podrían llamar esto ¡algo bastante sensacionalista!

 

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